Teoría cuir pa’ el futuro

[ckawanheml@haverford.edu]

Quiero responder a los textos de esta semana en una manera que reflexiona sobre mi posición personal con la teoría cuir como lo discute Carlos Monsiváis en “La emergencia de la Diversidad.” Monsiváis presenta la diversidad como un fenómeno facilitado por la globalización y que fue importado de Norteamérica, pero también encuentra estratos históricos de códigos cuir y marginales que han mantenidos imaginaciones alternativas de mundos donde las minorías no viven por una doble moral de la ley y los derechos impuestos por y sobre la mayoría. Yo nací en una época cuando la diversidad ya había establecido una base firme en los discursos políticos y culturales en los Estados Unidos. No tengo una memoria de los días cuando la palabra gay siempre era susurrada. Aunque las guerras culturales sobre la asimilación de los gays y lesbianas eran rabiosas a principio de los años 2000s el hecho de que había un debate legítimo y público era un avance considerable. Parece que esta lucha norteamericana por la representación y la igual protección de la ley ha debilitado la energía dinámica de la etapa post-Stonewall. La gente LGBT se ha convertido en una clase protegida y una identidad inmutable como la etnicidad y la raza. Pero las investigaciones por Monsiváis sobre el canon alternativo sugieren lo contrario. El ejemplo de Pascasio y Andrés en la novela Hombres sin mujer muestra que la sexualidad puede cambiar según el ambiente particularmente cuando “la voluntad machista” pierde su utilidad en un espacio sin la posibilidad de la sexualidad normativa. El proyecto de la diversidad trata de proveer las posibilidades de la exploración de la propia sexualidad y género que a veces usa caminos y palabras que “no se atreve a decir su nombre.”
La diversidad “permite movilizaciones más vigorosas y persuasivas” y afirma que la unión con las otras luchas de minorías fortalece a todos. El futuro de los estudios cuires es interdisciplinario porque la gente tiene papeles y caras múltiples y se mueven según o contra las normas de formaciones culturales como la religión, la educación, la música etcétera. Hacer las investigaciones y los análisis sobre el desarrollo cambiante de la sexualidad a través de la historia y al mismo tiempo reproducir la tendencia hegemónica de clasificar y dar reglas del comportamiento es una misión contradictoria. Ann Cvetkovich en su libro An Archive of Feelings: Trauma, Sexuality and Lesbian Public Cultures, menciona el testimonio de una miembro lesbiana de una sección de ACTUP que tenía una relación sexual con un hombre gay. Sin embargo, la cultura de ACTUP no permite este tipo de práctica de una sexualidad variable. Los dos tenían que su relación en silencio porque el grupo internalizaba el binario hetero/homosexual a causa de su lucha contra el gobierno y al sociedad homofóbico que ignoraban la epidemia del VIH/SIDA. Maria Maggenti, la miembra, dice:
“So when you see the world that way, it doesn’t allow for a lot of room for something like, ‘‘Oh, I’m a lesbian but, you know what? I actually find some men really attractive and I want to have
sex with them.’’ There just wasn’t room for that. You were either straight or you were gay. That’s it” (Cvetkovich 192).
Quiero posicionar lo personal al lado de estos debates porque entiendo que el lenguaje del movimiento por los derechos gay y lésbicos no produce el mismo efecto en mi, en contraste con su potencia de movilización de las décadas ochentas, noventas y 00s. Dudo de la autenticidad de una política que insiste en la normalidad y estabilidad de gente lesbiana, queer, transgénero, no binario, bisexual o cualquier minoría de sexualidad y género. O sea, la diversidad debe ser una diversidad que permanece abierta a formaciones e innovaciones nuevas de cómo nos organizamos. Estas categorías no eran estable y para el futuro visible, nunca serán estables. Digo que soy gay y cis ahora mismo, pero ojalá que no me resista a ningún cambio de cómo comportarme en el público y practicar la intimidad con otres. Es posible que el vocabulario que usamos hoy en día se sentirá rígido y de cifra para la generación próxima. El tipo de estudio cuir que quisiera practicar deja espacio para, y es consciente de esta evolución inevitable.

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