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    Keymaster

    En su ensayo: “Lesbianism: An Act of Resistance,” Cheryl Clarke dice que el acto de ser lesbiana en una sociedad dominada por el patriarcado es un acto de resistencia. Es un argumento muy interesante y estoy de acuerdo con el concepto de que el lesbianismo en una sociedad patriarcal es resistencia porque eso niega a los hombres la oportunidad de beneficiarse sexualmente de los cuerpos de mujeres y usarlos como objetos sexuales. Es un argumento interesante.
    Pero pienso que sus argumentos son problemáticos también por muchas razones. El primer problema es la representación antifeminista de la mujer heterosexual. Clarke usa lenguaje como “slave-master’s concubine” “the male-dependent female” (Clarke, 126) para describirlas. Este lenguaje quita poder a estas mujeres. La idea de que las mujeres heterosexuales no pueden tener una relación con un hombre y lograrse un ser humano independiente en ningún contexto con ningún hombre es peligrosa y un poco ridícula. Las mujeres heterosexuales son fuertes e independientes. Muchas de ellas no van a tolerar relaciones tóxicas. Las mujeres heterosexuales pueden crear una relación de amor y placer mutuo, ellas tienen ese poder.
    También, creo que una mujer que tiene relaciones sexuales con hombres puede ser feminista. Cuando una mujer tiene relaciones sexuales por su propio placer, ella desafía las expectativas patriarcales que las mujeres deben ser “puras” y vírgenes. Eso también es un acto de resistencia. Ella toma control de su propio cuerpo y su propia sexualidad, algo el patriarcado quiere que la mujer reprima. Si el acto sexual es por su propio beneficio, algo que le da placer a la mujer, no hay problema. De una manera, la mujer utiliza el cuerpo del hombre para su propio placer. La idea que las mujeres que les gusta tener sexo con hombres deben negarse actividad sexual solamente porque el hombre puede gozarse también es ridículo.
    También, en su ensayo, hace una comparación problemática entre categorías diferentes de mujeres queer y activismo racial, e implica que mujeres queer que no se identifican como lesbianas no hacen el trabajo de activismo. Ella dice que “Many women are only lesbians to a particular community and pass as heterosexuals as they traffic among enemies. (This is analogous to being black and passing for white with only one’s family knowing one’s true origins)” y también, Cheryl Clarke dice que las mujeres bisexuales no deben llamarse bisexuales porque es un término más seguro porque todavía hay la posibilidad de tener una relación con hombres. En su opinión la única mujer queer quien es una activista verdadera es la lesbiana. “The lesbian is a lesbian anywhere and everywhere and is in direct and constant confrontation with heterosexual presumption, privilege and oppression. (Her struggle can be compared to that of the civil rights activist of the 1960s who was out there on the streets for freedom, while so many of us viewed the action on the television)” (Clarke, 128) En esta analogía, las lesbianas son las activistas verdaderas, y las otras mujeres queer “fall down on the job.” Esta comparación es problemática porque implica que las lesbianas son las únicas activistas reales.

    • This topic was modified 3 years, 8 months ago by admin.
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